En La otra voz, Manuel Guerrero nos ofrece un poemario pleno de voces. Son voces de mujeres, sujetos lÝricos que dialogan con la tradici¾n y aportan nuevas percepciones: voces m·ltiples, como m·ltiples son las mujeres y sus miradas, ya sean reales o literarias. El tÝtulo, que parece referirse a una voz ·nica, quizßs arquetÝpica, no se contradice con la pluralidad de voces, que coinciden simb¾licamente en la toma de posiciones contestatarias y subversivas en un ejercicio de relectura de los mandatos patriarcales. Son las palabras de Pandora, Proserpina y Ariadna a las que se suman otras de diferentes culturas: judeocristiana, islßmica; diversas procedencias literarias como Laurencia e incluso heroÝnas cinematogrßficas. Forman asÝ un mosaico de voces de mujeres en las que se funden, en dißlogo intertextual, las manifestaciones de nuestra cultura con su herencia patriarcal, tan manifiesta todavÝa en el presente siglo.