A diferencia del primer volumen, este segundo recoge no solo fincas privadas sino tambiÚn zonas mßs amplias, de especial interÚs, que reflejan c¾mo era el campo en enclaves tan dispares como los Picos de Europa, los Pirineos, el Real Coto de Gredos, la sierra de Monreal, el Real Monte de El Pardo, el Coto de Do±ana o los Llanos de la Ina. En la variedad de los lugares escogidos se ha tenido en cuenta la diversidad de las especies aut¾ctonas (cabras monteses, corzos, venados, rebecos, jabalÝes, avutardas, perdices, ßnsares, patos) y la pluralidad de tipologÝas de las fincas: las hay ganaderas, una yeguada, de labor, de olivar, extractoras de corcho, costeras e, incluso, insulares. Los textos estßn escritos por los propietarios o los descendientes de los antiguos propietarios de estos parajes, lo que, sin duda, confiere especial cercanÝa y familiaridad a los relatos.